“Si el quipo funciona bien, lo que va a hacer es no agredir anatómica y funcionalmente el pezón”, subrayó el ingeniero agrónomo Miguel Teperino, asesor técnico de Biolacta – De Laval. Remarcó que, “si se parte de la base de un pezón agredido, ante cualquier desafío ambiental vamos a tener resultados negativos”.
Teperino recordó que, “sobre todo la vaca de la raza holando, sufre muchísimo el estrés calórico. Ya temperaturas por encima de los 25° empieza a tener incidencia en el ganado lechero, más todavía en el de alta producción”. Las condiciones de estrés calórico afectan la alimentación, la rumia y, en consecuencia, la producción, lo que facilita que se desencadene “toda una serie de patologías”. Indicó que debe preverse tanto el acceso al agua como “contar con sombra con capacidad para alojar todo el ganado”, y realizó una serie de recomendaciones, tales como minimizar el tiempo que el ganado está en la planchada, fundamentalmente cuando se ordeña sobre el mediodía o primeras horas de la tarde. “Hay que estar muy atentos, teniendo datos no sólo clínicos de lo que pasa en la sala”, apuntó.